La ventana de enfrente

Película italiana del año 2003, que no aparece clasificada en el tema gastronómico, porque efectivamente no es su tema central. Sin embargo, toca sensiblemente a quienes por una u otra razón fuimos tocado con la varita del don culinario en cualquiera de sus manifestaciones. A Giovanna, protagonista de este film categorizado como drama, la varita la tocó por el lado repostero y lo expresaba de modo natural e intuitivo sin ninguna formación técnica especializada.

El arte necesita de la técnica, el don natural no es suficiente porque sin el aprendizaje técnico prontamente los saberes intuitivos se agotan y la persona no se desarrolla en el arte. Este es entre otros tópicos lo que atañe a la vida de esta mujer que protagoniza esta interesante historia.

Aunque poco conocida y menos comercializada en nuestro medio, esta película en su momento obtuvo muchos galardones:

• Premios David de Donatello
  • Mejor película
  • Mejor actor (Massimo Girotti)
  • Mejor actriz (Giovanna Mezzogiorno)
  • Mejor banda sonora (Andrea Guerra)

• Premios Nastro D’Argento
  • Mejor actriz (Giovanna Mezzogiorno)
  • Mejor guión original (Ferzan Özpetek y Gianni Romoli)
  • Mejor canción (‘Gocce di memoria’ de Giorgia)

• Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary
  • Mejor película

• Festival Internacional de Cine de Seattle
  • Mejor película

No pueden estar equivocados tantos jueces en tan diversos festivales, estamos hablando de una buena película. El tema gastronómico va apareciendo poco a poco durante el desarrollo de la trama hasta florecer con espectaculares imágenes del arte de la pastelería y repostería clásica italiana en la última parte de la película.

La trama

El tema transversal es la vida de Giovanna, con nueve años de casada con Filippo, hombre de poca formación académica e inestable laboralmente, tienen dos hijos en edad escolar. Giovanna, entrada en la treintena, de ocupación contadora,  trabaja en una beneficiadora de pollos. Aburrida tarea como su vida de madre, de esposa y con muchas frustraciones personales, que se compensaba tanto espiritual como económicamente con la elaboración de sencillos pero sabrosos pasteles.

La situación de Giovanna, quien vive una relación de pareja aburrida y desgastada, insatisfecha por la irregular situación laboral de su compañero, se agrava por el conflicto desencadenado por la presencia de un anciano amnésico y desorientado, con el que se topan ella y su marido en la calle y que por esas circunstancias de la burocracia policial, se ven en cierto modo obligados a albergarlo en su pequeño y modesto apartamento, mientras resuelven la ubicación del anciano para devolverlo a su lugar. Esta circunstancia se prolonga por más días de lo deseable, en los que inevitablemente Giovanna va indagando y descubriendo algunos detalles ocultos de la vida del anciano. Este hombre resulta ser un maestro pastelero, propietario de importantes y exquisitas pastelerías. 

En cuanto al título, encontramos diversas lecturas, la más explotada es la del romance que se suscita entre Giovanna y el vecino de la  ventana de enfrente. En este particular, destaco que no es este el detalle trascendente, esto no es más que un matiz para introducir un elemento distractivo vinculante con el sexo y la infidelidad, que vende una película más que el drama de la intimidad femenina de su protagonista.

Giovanna hace una lectura de su vida, que le permite tomar decisiones para transformarla, luego de mirar hacia su casa y ver su vida sin ella, desde la ventana de enfrente. Pienso que este detalle es más profundo que el simple hecho de la situación romántica entre ella y el vecino. Es el vecino quien le da pistas sobre lo que observa desde su ventana, hacia el centro del hogar de Giovanna, la cocina, donde además la ve como cada día ella prepara un pastel para llevarlo al café de la esquina para la venta.

El detalle gastronómico

Giovanna, como comentaba al principio, había sido tocada con la varita de la magia gastronómica por el lado de la pastelería, lo cual ejercía por pura intuición y elaboraba ricos pasteles, los cuales ponía a la venta en el café más cercano a su casa y esto con la intención de ganar un dinero extra.

Davide, que así se llamaba el anciano que tenía provisionalmente albergado en su casa, la observa y le da tips importantes que le hacen mejorar su práctica. Pero le da un mensaje contundente que la hace reflexionar “has convertido tu pasión en un hobby” y por qué no convertir ese arte en su modo de vida. Ante lo que ella reacciona, que no tiene tiempo para estudiarlo y está “vieja” para hacer de aprendiz en una pastelería.

He aquí el punto vinculante entre el anciano pastelero, el vecino de la ventana de enfrente, que era el más fiel consumidor de los pasteles de Giovanna, y las decisiones de vida que la transforman y le hacen buscar como camino para su futuro desarrollo profesional y personal, la pastelería y la repostería. Será Davide su maestro, quien le da la oportunidad para formarse en estas artes.

Harina, azúcar y arte

La reposteria y la pastelería, aparecen con frecuencia designados como sinónimos, sin embargo representan dos cosas distintas. Cuando vemos la definición de la reposteria entendida como el arte de decorar pasteles y postres, surge la pregunta ¿quién hace el pastel que se decora? a veces son personas y espacios distintos.

Yo asumo la diferencia entre ambas a partir del manejo de las masas y el horno, para el pastelero, mientras que el azúcar, las cremas, merengues, chocolates  y las mangas para el repostero. Pueden ser la misma persona, pero no necesariamente. Estas actividades confluyen y se confunden en un determinado momento. Pero una no implica necesariamente a la otra. Saber preparar un pastel no equivale a saber decorarlo. Y en ese punto se encontraba Giovanna, pasteles sencillos, de buena presencia y rico sabor, pero sin ningún trabajo artístico para su presentación.  La pastelería y la repostería representan en la gastronomía el arte del manejo de las masas y el azúcar, para crear pasteles que pueden llegar a ser auténticas obras de arte. Un pastelero, con las masas se comporta como un escultor y ni hablar de los reposteros con el azúcar. Los pasteleros y reposteros son realmente artistas en el modelado y eso es un don que mucha gente tiene no explotado y conocemos una gran cantidad de personas que hacen lo que Giovanna, para ganarse un dinero extra, una torta de vez en cuando, sin mucha información sobre el arte y sus detalles técnicos.

La invitación es a comprender que nunca es tarde para aprender aquello que nos apasiona, si tenemos una labor comprometida con una profesión u ocupación y no disponemos del tiempo para estudiar el arte, pensemos que en algún momento ese arte se puede convertir en la actividad que nos evitará el aburrimiento de la vejez, entonces más vale iniciarlo cuanto antes. Si te gusta, empréndelo y disfrútalo, pero no dejes de estudiarlo ya que la intuición y el don natural son importantes más no suficientes.

Les invito a ver esta película con ojos gastronómicos, con manos de pastelero y gracia de repostero, y con el gusto de quien se deleita con el postre o la merienda. Deseo que ésta sea de su agrado y espero sus comentarios.

Hasta la próxima película